jueves

Tuya

Son pequeñas tonterías las que te hacen poner de ese humor tan extrañamente complicado. A veces me da miedo, es tu actitud, eres imposible, irresistible, irresistiblemente deliciosa. Tu piel.
Dame de eso, de lo que sale de tu boca, del tierno respirar de las aves que me deja sin aliento. Tu piel.
Deja de ser normal, deja de aparentar ingenuidad y muéstrate como quien te conocí, como la que esta asqueada de la vida y quiere a toda costa morir de la forma más dolorosa. Como la que quiere verme sufrir y llorar, como la que se purga en las mañanas y se golpea por que le gustan los tonos verdemorados de la piel. Tu piel.
Deja de acercarte a mí como si todo fuera perfecto, como si todo andara bien. Sabes que no es cierto y que muy pronto los demás se darán cuenta de todo.
Si quieres morir hazlo ya. Sí, quieres morir. Tu piel.
Tu piel moreteada, rasguñada, dulce, deliciosa, suave, fría y mojada. Empapada.
Si dejaste de comer es porque eso querías. Yo sé, yo sé, nunca te gusto comer, pero es igual porque todo ese tiempo sabias lo que hacías, o lo que no.

La única cosa que te mantiene viva es tu nocivo deseo de encontrar la muerte más dolorosa y de la satisfacción que esto te da. Eres una maldita adicta a la muerte, a tu muerte... y al dolor.

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